La inconexión de las Rutas Metabólicas

Antes de poder ayudarte a saber si tu metabolismo es lento o rápido, es importante que entendamos de qué hablamos cuando nos referimos al «metabolismo».
El metabolismo se puede definir como el conjunto de reacciones químicas que realiza el cuerpo para mantener sus funciones diarias. Este desempeña un rol básico y vital, además, interviene en el peso corporal.

El metabolismo es el conjunto de reacciones físicas y químicas que se produce de forma permanente en los organismos vivos. En el organismo humano se refiere a los procesos que se producen en el interior de cada célula para obtener energía a partir de los alimentos.
¿De qué depende que el metabolismo de los nutrientes se produzca de forma óptima?
Básicamente del equilibrio del PH y de la temperatura corporal, que a su vez estos dependen del tipo de alimentos que introducimos en el organismo.
El Metabolismo Acelerado tiene una tendencia más Ácida y presenta unas características claramente definidas y es que es un tipo de organismo que tiene un sistema nervioso muy activo, trabaja demasiado por esta razón las proteínas animales, y las grasas no las absorbe bien produce más testosterona, la tiroides se vuelve hiperactiva. Alteraciones en el sueño y son muchos los síntomas que se desencadenan de este exceso de actividad. Las pautas terapéuticas dietéticas más importantes son: la dieta en un porcentaje muy alto debe ser vegetariana con pequeñas cantidades de pescado, pollo, pavo, las grasas le impiden adelgazar, no suele digerirlas y asimilarlas, los estimulantes como té y café, chocolate no son adecuados.
Metabolismo Lento tiene una tendencia más alcalina con un sistema nervioso pasivo y un organismo que reacciona demasiado lento, hipotiroidismo, las grasas le sientan muy bien, incluso con grasa adelgaza más, en cambio el café lo engorda, duerme muy bien suele tener mucha hambre, puede presentar síntomas de debilitamiento y agotamiento.

Aunque en internet encontraréis listas de alimentos idóneos para acelerar el metabolismo, es evidente que los promueve la Industria, ya que todos ellos la ciencia ha comprobado el impacto nefasto que tienen para la salud.

En nuestro intestino viven más de 100 billones de bacterias intestinales. La flora intestinal de cada persona tiene una composición única y viene determinada por la dieta personal, el entorno y el estilo de vida. Aunque la genética también determina nuestro sistema inmune, es la dieta diaria la que configura el estado de nuestra flora bacteriana, que incluso puede alterar nuestra constitución y por consiguiente nuestro peso corporal, produciendo obesidad, diabetes, resistencia a la insulina, etc. Por eso el éxito de las dietas debería radicar en restaurar todos estos procesos metabólicos, que son miles y no solo en perder peso, habitualmente cuando no se han tenido en cuenta todos los criterios de salud expuestos aquí, el peso se vuelve a recuperar en un corto periodo de tiempo.

Las hormonas juegan un papel básico y muy importante en los procesos metabólicos y no hay que olvidar que al igual que las enzimas y las proteínas deben ser secretadas por el páncreas para coexistir y activarse creando las funciones que dependen de ellas.
En nuestro organismo se producen un gran número de hormonas que regulan aspectos tan diversos como el sueño, el hambre, la menstruación y reproducción o el metabolismo. La forma en que el cuerpo aprovecha o libera energía está regulada por las hormonas. Algunas de las que desempeñan un papel en el control del peso corporal son: la leptina, la grelina, la insulina, el glucagón o el cortisol. Comprender cómo funcionan y qué aspectos regulan su expresión abre las puertas a nuevos abordajes sobre la obesidad.